Delfines y ballenas en 3D

Se comunican de una manera sofisticada, cuidan a sus crías, juegan, seducen a otros animales y buscan su alimento. Después de muchos años buceando por los océanos de todo el mundo, Jean-Michel Cousteau ha llegado a la conclusión de que los delfines y las ballenas tienen mucho en común con los humanos. Recién llegado de la Cumbre del Clima de Copenhague, el explorador y arquitecto francés visita España para presentar el documental ‘Delfines y ballenas 3D’, que este miércoles (16/dic/2009) se estrena en Madrid y Barcelona.

El film intenta que el público sienta la experiencia de bucear entre estos mamíferos. «Se trata de una película en tres dimensiones. Lo que ve el espectador es muy parecido a lo que vemos nosotros cuando buceamos«, asegura Jean-Jacques Mantello, director de la película. «Queremos que la gente viaje hacia el fondo del océano, un lugar al que muy pocos pueden bajar».

Numerosas amenazas se ciernen sobre estos cetáceos. Su hábitat está sufriendo las consecuencias de la acción del hombre y algunas especies están en grave peligro de extinción por la pesca incontrolada.

600 horas bajo el agua

«Nuestro objetivo es mostrar la belleza del océano para que la gente tome conciencia de la importancia de protegerlo»

Mantello tardó tres años en rodar el documental y fueron necesarias 600 horas bajo el agua para grabar el día a día de ballenas, delfines, manatíes, cachalotes, orcas y belugas. Las imágenes fueron tomadas a lo largo de 12 expediciones internacionales a lugares como las Azores, el Reino de Tonga, Argentina o la Polinesia francesa.

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Marea azul bioluminiscente

Cuando el número de un tipo de plankton llamado dinoflagelados se hace muy numeroso cerca de la costa, estas microalgas unicelulares pueden teñir el agua de un color marrón-rojizo, creando las llamadas mareas rojas, las cuales a menudo son tóxicas tanto para las personas como para los peces. Algunas especies de dinoflagelados también producen bioluminiscencia y cuando la noche cae sobre las playas, las algas bullen haciendo que las aguas poco profundas adquieran un brillante tono azul eléctrico. Este fenómeno es apreciable en la imagen superior tomada por el fotógrafo Phil Hart en Gippsland Lakes (sur de Australia).
En mar abierto, los dinoflagelados usan la bioluminiscencia como una especie de alarma contra intrusos; cuando se les molesta, el plankton centellea o se enciende, creando en esencia una estela brillante que lleva hasta sus asaltantes. Esta señal silenciosa avisa a los depredadores que están por encima del merodeador en la cadena trófica de su presencia. Y luego ya sabéis… el pez grande se come al chico y de paso el dinoflagelado salva el pellejo. Sus luces vienen a ser el equivalente al grito de “al ladrón”.

Visto en Scientific American

Via: Maikelnai’s Blog